BESO A LA MUERTE DEL GRUPO KSA: PERFECTA IMPERFECCIÓN…
Lo reconozco, en esto del arte, soy una persona egoísta, si escribo no permito que nadie lo haga conmigo (me halaga que varias autores lo hayan así querido, pero la obra ha de ser mía al completo) si dibujo, no quiero que nadie más que yo lo toque o lo perfile, si hago de comer, a mí eso de “yo frío las patatas mientras tu pelas las cebollas” no me va en absoluto (esto último para los que consideran la gastronomía un arte, claro) .
Pero se preguntarán ustedes, ¿a qué viene tanta tontería? Pues era una breve introducción para, simplemente, reconocer y aplaudir que a veces esta premisa es totalmente equivocada porque lo que el grupo de diseño KSA ha conseguido uniendo sus manos, es pura virtuosismo, pura belleza estética y narrativa. Así que la próxima vez me pensaré eso de, “¿Qué te parece si hacemos un libro entre los dos?” Porque si va a resultar, como “Beso a la muerte”, un elemento mágico y al mismo tiempo poético, de tal calado y magnitud, bienvenido sea.
Esta vez habéis sido vosotros, los seguidores de la plataforma, los que habéis elegido una obra ganadora y sin desprestigiar al resto (que, como sabéis, aprecio, valoro y respeto) mi voto también habría sido, sin duda, para Karimo, Sánchez y Arambarri. Y digo sin duda porque a pesar de que la propuesta de José era igualmente maravillosa, la del grupo KSA era sobresaliente. Pero como no podría ser de otra manera, habría aceptado cualquier decisión, fuera cual fuera, ya que todos los participantes se habían atrevido con títulos muy originales y carismáticos.
Entonces, ¿qué tiene de especial esta? ¿Por qué barrió en “me gustas” y en votos, en elogios y hermosas interpretaciones? Pues muy sencillo, al menos yo lo veo así, es simplemente una cuestión de IMPACTO, porque la obra es, en sí, como un misil, que a priori, atraviesa las venas de casi todos y llega a lo más profundo del alma y sobre todo, de la conciencia humana. Lo miras, en definitiva, y es imposible quedarte indiferente ante un dibujo que te invita a la reflexión, como un mapa que se despliega ante nosotros y que refiere la condición del ser humano, su eterna desdicha, su eterno retorno... Porque vivir y morir, morir y vivir, son las dos caras de una misma moneda, que en este caso, sólo tiene un reverso. Porque la vida y la muerte es una línea sin deceso, algo que nos espera a la vuelta de la esquina a pesar del miedo, algo, que al mismo tiempo, nos atrae, como un tímido beso taciturno.
En una perfecta simetría, que recuerda a obras imperfectas del primer Renacimiento o quattrocento italiano, el dibuja muestra dos partes claramente diferenciadas, por un lado la vida, por otro, su espectro. Ambas realidades se miran, como con deseo, como con una pasión, un imán natural que está justo debajo de sus pies y se tocan, se acarician, hacen el amor porque, a pesar de su divergencia, en realidad, son lo mismo.
Y en su dualidad, recuerda también a obras, igualmente fúnebres pero absolutamente necesarias para la historia del arte, como el grabado que Goya dedica a la XIII Duquesa de Alba de Tormes, amante que lo traiciona (en realidad todas sus pinturas negras y grabados pero este especialmente) donde la aristócrata se presente bifronte. Pero además, recuerda, en su temática sobre todo, a las llamadas “postrimerías”, que pueden visitarse en la antigua iglesia de la Caridad de Sevilla y que son una serie de cuadros que hablan sobre la fugacidad de la vida y la gloria humana. Finalmente, me trae a la memoria, igualmente, al tarot y algunas de sus arcanos mayores, por ejemplo y sin ir más lejos “La luna”, que se puede interpretar de la misma forma que la obra del grupo KSA.
En definitiva, un premio muy merecido a una obra carismática, con sello propio, que quizás no es perfecta en su ejecución pero que sin embargo, eso es lo que la convierte en única, porque siempre he pensado que el artista no está para copiar la realidad, sino para imitarla y si es de esta forma, arrebatadora, como una zarpa en la boca del estómago, entonces solamente caben los aplausos. Que viva este sueño aunque sea tan oscuro, porque a veces del negro salen las mejores obras, las que, sin duda alguna, merece la pena poner en valor. GRACIAS POR TODO, SAMIR KARIMO, MIGUEL ÁNGEL SÁNCHEZ y FELIPE ARAMBARRI.
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