POESÍA GANADORA: DEJA AL POEMA ACANTILARSE.
Deja al poema acantilarse. Deja al poema enmudecer.
Déjalo urdir sin prisa la bruma de una idea
sin entender qué significa.
Deja al poema ensimismarse,
ser agujero negro del lenguaje.
Deja al poema que dude.
Y que te haga dudar.
Deja al poema acantilarse.
Deja al poema decir lo incomprensible.
Deja que incendie torres y recuerdos,
déjalo ser un violento y hermoso poema de amor
[ en la ciudad dormida.
(Y alimentar el sueño de aquel fuego
en el fondo del mar.)
Deja al poema hundirse en el abismo.
Deja al poema tiritar de frío, si necesita tiritar.
Déjalo que rompa contra la hoja en blanco;
déjalo en la espuma, callada, que surja.
Deja al poema ofrendar sus esforzados signos
(aunque no los conozcas todavía):
déjalo tramar paisajes
[ en su extraño telar.
Deja al poema
RESEÑA: GUSTAVO BERRIEL: SENCILLEZ, SENTIMIENTO Y VERDAD…
Alrededor de 150 poesías y gana esta, pero, ¿por qué? Pues es simple, por su sutileza, por su equilibrio, por su gran manejo de la estética y de la armonía, por su musicalidad, por su estilo, por su originalidad y sobre todo y quizás aunque tampoco en sí lo más importante, por su cuidada temática, reflexiva a la par que profunda, elegante e inteligente. ¿Entiendes ahora porque este y no otro, más allá del gran nivel, tuvo que convertirse en el primer premio del concurso de poesía de este año? Porque Gustavo Berriel es y así lo creo y lo afirmo, a pesar de mi absoluta subjetividad, un gran artista cuyas letras, evocadoras, hay que poner en valor, como los fuegos artificiales. Resaltar como el bordado de oro en un traje de alta costura. Inflamar, como las llamas candentes en una hoguera. En resumen y dejando atrás mi palabrería, a veces absurda e innecesaria, su trabajo es de un altísimo nivel y su galardón, tan merecido o más, como el de cualquier otro. Y lo digo, sobre todo, porque a veces, su gran sencillez puede confundirse y de hecho, hay gente que lo hace, con vulgaridad y ese es un error muy común, que debe desterrarse cuanto antes. Porque la poesía no es solo palabras retorcidas, barroco y pasión, la poesía también es libre y hay que dejarla navegar sin remos, como el viento. He querido poner en valor este año esa brisa de aire que flota como esperanza y nos invita, sin fisuras, a la vida.
Porque tal y como él dice, “hay que dejar a la poesía acantilarse” ser libre, que fluya, que se escape entre los dedos como el agua, que salga como un río, como una fuente inagotable y que lo haga porque se necesite, porque sea un bálsamo, una cura para el alma que nos envuelve. Porque tal y como él mismo dice también, el arte es puro sentimiento, pura arrebato, abstracción, locura, lugar dionisiaco o Apolonio en el que celebrarse y celebrar la vida, que con cadenas o en libertad, nos abraza como una suave brisa o huracán arrollador.
En definitiva, un sueño hecho palabras que se despliega ante nosotros con cósmica energía. Un cosquilleo en la boca del estómago que es lo que nos dice que algo, lo que sea que tiene el arte, es bueno, porque impresiona, porque nos hace levitar. DEJEMOS AL POEMA SEGUIR LIBRE COMO LO ES EL PENSAMIENTO…
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