Hoy vuelvo a la carga con una gran novela de un compañero. Y digo compañero, no porque yo me considere, ni mucho menos, escritor, sino porque Óscar Lamela también ha hecho en los últimos años una enorme labor cultural divulgativa, haciendo hincapié en la literatura y en aquellos autores que están empezando y que merecen voz y una oportunidad. Por tanto, me siento muy cercano a Óscar y además, haber leído su obra ha sido todo un lujo y un descubrimiento.
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BIOGRAFÍA DEL AUTOR
Óscar Lamela Méndez es un gaditano de 46 años afincado en Madrid desde hace más de dos décadas. Parte de una familia maravillosa, padre y prometido con la mujer más maravillosa del mundo. Carpintero de profesión y contador de historias con las que algún día le gustaría colgar el serrucho o el martillo.
En 2014 ganó el concurso Tagus Live de La casa del libro con la que consiguió publicar en formato digital su primera novela “Llamada de sangre”. A raíz de aquello y del esfuerzo constante que le caracteriza empezó a conocer a gente del mundo de la literatura y colaboró con un relato llamado “Solo” en un libro solidario “Versos y relatos con Retto” en 2015. Presentó al escritor Juan Carlos Herranz en Fuenlabrada con su poemario “Reflejos del alma” y más tarde tuvo el honor de hacer el prólogo del siguiente trabajo del mismo escritor, “Salto mortal”. También presentó a Miguel Ángel Zambrano en la Casa de fieras del Retiro y su obra “Te encontré en el desván” y a Jesús Fersán y su trilogía “Saga sangre”.
Ha sido entrevistado en webs de literatura como “Los caminos de la imaginación” y en radios como “Vallekas a flote”, “La universal radio”, “Letras encadenadas” y “Leganés radio” y en blogs como La azotea de Cádiz. Es uno de los promotores y escritor colaborador del libro solidario “Todos contra una”, editado por Diversidad literaria cuya recaudación está destinada a la Fundación Cris, dedicada a la investigación contra el cáncer. En su web www.oscarlamelamendez.com podréis encontrar relatos inéditos, dónde también escribe artículos de literatura y sociedad, en el que también hay colaboraciones de otros autores.
En 2017 lanzó su segunda novela. Esta vez en papel y con la editorial Diversidad literaria, llamada “Los pasos del fin” que posteriormente en 2022 sacó en versión digital en Amazon. Además de un par de proyectos más solidarios con los que colaborará con dos relatos y la participación, con otro relato, en un futuro libro con otros tres escritores. En 2018, sacó la reedición de su primera novela “Llamada de sangre” en papel. Sin olvidar su relato publicado, “El asesino está servido” que está a la venta en Amazon; un relato erótico con el que participó en el libro ilustrado de la ilustradora María Pizarro “Éxtasis”, la participación en la Antología del tiempo “Tiempos de arena” con su relato “Hilos de sangre”, coordinado por Vuelos de cuervos y Página en blanco, en la plataforma Lektu y participación en antologías de la editorial Diversidad Literaria. Sin olvidar la última colaboración con un relato en un libro solidario llamado “Pasen y mueran” a favor de los niños más desfavorecidos de España y su participación hasta 2022 como articulista en el blog de Vuelo de cuervos, con su sección Desplumando directores.
Para rematar la faena, en 2021 publicó su tercera novela Insepulto con la editorial Libros Indie y en el horizonte tiene dos nuevos proyectos además de su cuarta novela. Un libro basado en mitología griega y dos novelas más en el tintero.
En definitiva, un culo inquieto que no deja de soñar por sus sueños literarios y que desde hace tres años ha reactivado su canal de Youtube donde habla de todo lo que rodea al mundo literario, reseñas de libros, cómic, series, películas; unboxings, retos, booktags, dramatizaciones de sus relatos y entrevistas a autores indies que han pasado de la centena.
RESEÑA: INSEPULTO: INTRIGA VICTORIANA
Óscar Lamela Méndez me parece una gran persona. Apenas hemos cruzado un par de palabras, alguna vez que he comentado su post o las flamantes entrevistas que hace a autores nóveles o, simplemente, para que me pasara la novela que voy a comentar en estas líneas, pero me cae muy bien. Quizás él no lo sepa, bueno, en realidad estoy seguro al cien por cien de que no lo sabe, pero además de encontrarlo “buena gente”, que es una expresión muy del sur atlántico que nos vio nacer a ambos, yo de Huelva y el de Cádiz, lo admiro. Sí, lo admiro y también aprecio mucho su trabajo. Me encanta que ocupe su tiempo libre deleitándonos con magníficas charlas literarias que disfruto mucho más de lo que comento. Y así, de un gran bagaje novelístico, el autor, nos ofrece sin fisuras, un ramillete incombustible de temas y géneros de la mano de las más diversas perspectivas y personalidades, pero eso sí, con una clara premisa, el respeto en general y el amor a las letras y a la cultura en particular.
Por tanto, hablar de Lamela es hablar, sobre todo, de ilusión de ganas, de pasión por escribir y transmitir sentimientos y emociones a través de sus pensamientos. Eso ya no me cabía duda después de, como dije anteriormente, seguirlo de forma asidua, pero lo he reafirmado tácitamente a través de la lectura de una de sus novelas, la que voy a comentar aquí y cuyo título es INSEPULTO.
Y voy a comenzar, sin ir más lejos, aludiendo a ese título, que me parece contundente y original. No se anda por las ramas, pero sí que nos hace conectar con la historia desde el principio y nos intriga. AL mismo tiempo, y en este sentido, quiero poner en valor una magistral portada en la que se mezclan elementos tan importantes para la novela como la noche, es decir, la oscuridad, el misterio, la fascinación, un reloj burgués y, por tanto, el tiempo y su fugacidad y la lucha de clases y, por último, una calle londinense, conexión definitiva con la atmósfera en la que se desenvuelve la historia, una capital británica imbuida por la grandilocuencia de la época victoriana y sus claroscuros.
Y precisamente, dichos claroscuros no son algo baladí, puesto que forman parte de una novela, que esta llena de matices y tanto es así, que su paleta pasa por todo tipo de colores, desde los más vivos hasta el negro más cenizo. Desde el más puro romanticismo hasta el gótico pasando por el drama o también, como no podría ser de otra manera, simplemente el misterio, un misterio que lo impregna todo y que enamora.
Pero antes de ensalzarnos en esta multiplicidad de temas, vamos a centrarnos primero en algo que me parece hermoso y es que se intuye el amor o la admiración que el autor le procesa, no solamente a este tipo de novelas, cuya premisa en sí me parece, por tanto, un homenaje, sino también a la cultura anglosajona y quizás muy particularmente, a la época descrita.
No obstante, y sin ir más lejos, nos encontramos ante lo que los posteriores modernistas hubieran tachado de baja o mala literatura, (no lo era, pero cuando se crean nuevos estilos se suelen obviar o menospreciar los anteriores, aunque hoy en día creo que hay un mayor respeto) es decir, novelas largas, llenas de personajes(en este sentido me alegra que hubiera una guía al más puro estilo de Agatha), sobre temas interesantes y sorprendentes y normalmente bajo la atmósfera y de esa forma, el microcosmos de la urbe. Novelas excesivamente dialogadas que suponen casi una charla con el propio lector. Novelas, al mismo tiempo, que nos envuelven a través de los sentimientos de algunos de sus personajes en primera persona y en género epistolar.
La época victoriana, concretamente, está muy bien retratada, puesto que no se trata solo de un lugar y un momento de la historia, sino que son gestos, expresiones (anglicismos varios) formas de modo y pensamiento, que vislumbran, como dije antes, el gusto que le profesa el autor al diecinueve en el Reino Unido. O algo que también debe ser, claro que sí, que se trata de un hombre que necesita informarse de forma concienzuda antes de escribir una frase, algo que lo define muy positivamente. Con un recorrido entre los años 1837, 1868 e incluso 1900, hacemos todo un viaje por un siglo importantísimo para la historia de la humanidad y para entender lo que somos hoy en día. En España, sin embargo, siglo convulso con una reina Isabel poco instruida e interesada en la gestión del país, que acaba, precisamente en la ilusionante gloriosa del 68. Sin duda, fundamental para entender y subrayar la misma época en Gran Bretaña y sus hazañas políticas, sociales y económicas hasta el punto de cambiar el mundo que conocemos hoy día.
Aunque no todos los elementos de la obra nos llevan a la pura novela decimonónica ya que, por ejemplo, esta que tenemos entre las manos se sirve de una estructura compleja, llena de altos y bajos temporales, cosa poco frecuente en el gusto literario victoriano, que preferían lo lineal como elemento vertebrador.
En todo caso, se trata de una novela escrita de una manera muy correcta, sin estridencias innecesarias, dosificando de manera concienzuda la carga estilística y priorizando, por tanto, lo básico, lo objetivo, lo necesario para captar la atención del lector y sorprenderlo en el momento justo y clave. Un maravilloso juego narrativo que se desarrolla a través de una gramática perfecta y un lenguaje nada chirriante.
Sorprendente desde la primera línea, nos hace seguir leyendo puesto que el misterio y la intriga lo llenan todo. Y el final es, de esta forma, una sucesión de acontecimientos, a cuál más revelador y enigmático.
Lamela, como dije antes, nos habla sobre todo tipo de sentimientos, desde el más puro gótico, con salvajismo incluido, pues como dice aquella frase, ¿quién puede matar a un niño? Y, no obstante, el insigne Hitchcock aseveraba que había dos cosas que no se podían hacer en una película, rodar con animales y hacerle daño a un infante. Por tanto y en este sentido, el autor es arriesgado, atrevido y aventurero. Pues ya de por sí el crimen es algo delicado y debe tratarse con honestidad y respeto, pero no debe suponer ninguna autocensura (ese es, al menos, mi criterio personal al respecto). De este género emana, lógicamente, el misterio, la llave que abre el corazón de los lectores, que los hace plantearse dónde está la verdad y que, sobre todo, los interroga a cada instante. Otros momentos se convierte en un drama humano, lleno de dolor, miseria y lucha, recreando una sociedad absolutamente clasista en la que los roles están definidos de forma concienzuda y en la que nadie puede osar querer prosperar y llegar a la luz desde la SOMBRA. Sombra, que por cierto, tiene un papel destacado en una novela en la que noche y sus miserias se hace un personaje por sí mismo.
En definitiva, una gran obra que recomiendo y de la que, en este último párrafo, voy a destacar una frase que aparece varias veces a modo de anglicismo, (bueno, supuestamente todos los personajes deben hablar un inglés perfecto, de Cambridge o más bien de Londres) GO FLY A KITE, literalmente, VETE A VOLAR UNA COMETA, que aquí sería algo así como un contundente, VETE A FREÍR ESPÁRRAGOS. Supongo que Lamela domina la lengua de Shakespeare. Yo sí, pero nunca había escuchado dicha expresión. Me alegra haberla aprendido. Me alegro, una vez más, de encontrar buena literatura. Puesto que hay mucha calidad en estas letras y en los autores nóveles. Óscar lo sabe y yo también. Le seguiré admirando, ahora quizás, con un mayor motivo. Un placer. Me voy a volar una cometa y a seguir soñando con literatura mientras la veo haciendo piruetas en el aire…
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