No hay duda alguna, la máscara con ojos que parecen sangrar y que tiene oculta el guardabosque de este parque entre las cosas de su gaveta, es la misma que usó aquel sujeto que casi me mata la noche anterior llevando un cuchillo en mano, cuando iba de regreso a mi carpa tras discutir con mi familia. Lo que no veo por ningún lado es el arma. Ayer me escapé de milagro. Este sujeto tiene una forma de silbar que aún me retumba en la cabeza.
—¿Qué tonta fui? —ahora que lo pienso. Vine a pedir ayuda y sin embargo he venido a caer en la boca del lobo. Miro a todas partes para cerciorarme que este psicópata no esté cerca. Enseguida busco algún dispositivo de comunicación para poder llamar a mi familia, pedir ayuda a la policía o a quien sea. Recuerdo a mis padres —si tan sólo no hubiésemos discutido—me repito una y otra vez. Se suponía que este viaje era para olvidar un poco el estrés citadino y poder conectarnos como familia. Sin embargo; papá tenía que tocar el tema de mi relación con Armando. Yo lo amo y pienso seguir con él digan lo que digan. La verdad es que no soporto cuando él empieza a sermonearme. Tiré al piso mi vaso de refresco de la pura cólera y salí corriendo de ahí con rumbo desconocido, sólo quería irme lejos de ese lugar. Papá trató de alcanzarme, pero lo dejé atrás con facilidad y terminé adentrándome en este bosque maldito. Debido al disgusto, dejé olvidado mi celular dentro de mi carpa y ahora no tengo forma de llamar a nadie. Mis papás deben de estar buscándome. ¡Dios mío!, de seguro irán a pedir ayuda a este maldito. Ellos no tienen ni idea de quien es este loco, él les hará daño si se siente amenazado. De seguro los matará. Pero ¿qué puedo hacer? De pronto, escucho que unos pasos se aproximan. Ese silbido que me desquicia otra vez, creo que ya sabe que estoy en su estación.
Me muevo lo más rápido que puedo y en silencio ingreso en uno de sus guardarropas. Estando dentro apago la luz, en la puerta de ese pequeño espacio hay unas rendijas por las que puedo observar hacia afuera. Me tapo la boca para no gritar, mis piernas me tiemblan, siento que mis esfínteres en cualquier momento me van a traicionar y me voy a mear y cagar al mismo tiempo estando ahí por el miedo a ser descubierta. Lo veo ingresar al lugar, se acerca a su gaveta; saca esa horrenda máscara y se la vuelve a poner. En su mano derecha lleva un cuchillo ensangrentado que va goteando a cada paso que da —¿Dios, será que ya mató a alguien más? ¿a mi familia tal vez? — no lo dejo de pensar. Siento como un hilo tibio y húmedo va descendiendo entre mis piernas. Aprieto más mi mano contra mi boca, el líquido amarillento empieza a salir por debajo de la puertecilla. Estoy atrapada, no tengo a donde huir. Siento que en cualquier momento perderé el conocimiento. De pronto una luz ciega mis ojos —ahora si te tengo—me dice. Siento como su afilado cuchillo entra y sale de mi abdomen una y otra vez sin cesar. De pronto, mi rostro ya se encuentra pegado al piso húmedo y sanguinolento. Mi vista se nubla, la vida poco a poco va dejando a mi cuerpo.
Una corta ficción de cine, hay mucho que aportar todavía. Le doy 3
Bueno, no me voy a extender ni a repetir lo que ya dije, así que le doy 10 puntos.
Para esta obra 5 puntos
Excelente en todo, hasta en su brevedad. Penosamente debo escoger con extrema mesura. Le otorgo 5 puntos. ¡Felicitaciones!
relato muy sencillo...le doy 2 puntos