Darim era una hermosa ángel de ojos color de cielo y largos cabellos dorados, ella vivía feliz con sus hermanos en el cielo pero al llegar la noche se escapaba para bajar a la tierra y ver a los humanos. Su lugar favorito era la plaza principal del pueblo.
Una noche mientras contemplaba a los niños jugar sintió que alguien tocó su hombro, sorprendida volteó a ver. Frente a ella un joven alto, delgado, de hermosos ojos negros, cabellos negros y de hermosura perfecta le sonreía. Por unos segundos se miraron con admiración mutua. Pasada la primera impresión Darim preguntó
–¿Quién eres?
Sonriendo él respondió –Tal vez soy un ángel como tú.
Ella parpadeó y dijo –No es verdad, Jamás te he visto.
Sonriendo divertido contestó –No vas a querer saber quién soy.
–No eres un ángel por lo tanto solo puedes ser…
–Un diablo – completó la frase sonriendo- Me llamo Azrael
A Darim no le importó saber que era un diablo, estaba fascinada con él, sonriéndole dijo
–Supongo que sabes quien soy.
–Darim, el ángel más hermoso que mis ojos han visto –respondió el diablo sin dudar.
Desde aquella noche siempre se encontraban, su lugar favorito era un enorme cerro desde donde contemplaban las estrellas y conversaban a la luz de la Luna.
Ella un ser de luz y él del reino de las tinieblas conocieron el amor por primera vez. Azrael le susurró al oído palabras de amor y ella correspondió a pesar de saber que su amor era prohibido.
Durante meses mantuvieron su amor en secreto pero la felicidad no se puede ocultar y su amor quedó al descubierto.
Azrael fue arrojado del infierno despojado de poder, condenado a vivir como hombre, a sufrir, a envejecer y morir como tal.
Para Darim las cosas no fueron mejor, descubierto su pecado de amor fue enviada a la tierra a espiar su culpa como mortal hasta que se arrepintiera de aquel amor profano que era una ofensa a la corte celestial.
Para aquellos enamorados el castigo resultó una bendición, ahora podrían realizar su amor. Siendo humanos tuvieron que buscar trabajo y rentaron un pequeño cuarto. Darim trabajaba como empleada en una casa y Azrael era taxista.
Su amor crecía día tras días, disfrutaban cada momento de su nueva vida, de la felicidad que da el amor logrado. Pero aquel amor que había desafiado al cielo y al inferno recibiría un cruel castigo.
Anochecía cuando Darim volvía a casa, al doblar una esquina se topó con cuatro hombres bajo efectos de la droga y el alcohol que la miraron con lujuria, al percibir el peligro retrocedió y comenzó a correr pero ellos la alcanzaron, intentó defenderse pero un fuerte golpe la hizo perder la conciencia.
Despertó en un pequeño cuarto sobre una cama sucia y maloliente; los hombres la miraban con deseo. Temerosa se levantó al verlos acercarse a ella; trató de escabullirse pero aquellos hombres se divertían empujándola de uno hacia otro, riendo a carcajadas. Uno de ellos la sujetó con fuerza de los brazos mientras los otros le desgarraron las ropas, Darim gritó pidiendo ayuda pero en aquel solitario lugar nadie la escuchó, al verla resistirse la golpearon sin piedad hasta dejarla inconsciente.
Al verla indefensa con bestial salvajismo la violaron, el frágil cuerpo se estremecía de dolor, uno tras otro dieron rienda a sus bajos instintos. Una vez satisfechos dejaron a su víctima y se alejaron entre risas.
Darim apenas podía moverse tenía el rostro hinchado cubierto de sangre y moretones, el dolor era insoportable, como pudo se levantó quiso caminar pero cayó al suelo; cerró los ojos recordando el día que conoció a Azrael, las lágrimas rodaron por su rostro, le dolía saber que moriría, sabía lo mucho que él la amaba, le dolía perder su amor, con su último aliento musitó el nombre de su amado.
Al llegar a casa Azrael se sorprendió de no encontrar a su amada, a medida que pasaban los minutos la angustia se apoderó de él, tomó las llaves del auto y salió a buscarla a su trabajo, ahí le dijeron que había salido hace horas.
Desesperado recorrió las calles de la ciudad, un terrible presentimiento le oprimía el pecho, lágrimas de impotencia brillaban en sus ojos.
Regresó a casa con la esperanza de que hubiese llegado pero solo la soledad lo recibió, volvía a salir cuando creyó escuchar en un susurro su nombre, giró hacia donde habría creído escuchar la voz. Una grotesca carcajada estalló a su alrededor; su corazón se estremeció y un frío demencial recorrió su piel, en medio de la nada surgió una terrible escena, vio a Darim suplicando ayuda y aquellos cuatro hombres abusando de ella.
Las imágenes se esfumaron, el silencio se adueñó de la noche, enloquecido subió al auto y se dirigió a las afueras de la ciudad hacia aquel lugar, al llegar dejó el auto y corrió a la casa abandonada, la puerta estaba abierta, al entrar la vio; ahí estaba su otrora hermosa ángel, su desnudo cuerpo hinchado y ensangrentado, la boca destrozada, los cabellos arrancados. Azrael cayó de rodillas a su lado, levantó entre sus brazos la cabeza de su amada, estrechó el cuerpo contra si mientras sus lágrimas cayeron mezclándose con la sangre seca. Ahí quedó perdido en el tiempo hasta que el dolor se fue convirtiendo en odio.
La tomó en brazos y salió con ella, depositó suavemente el cuerpo sobre la hierba. Se alejó un poco abrió los brazos y llamó a su padre.
–¡¡Paaadreeeee!!- Solo el silencio le respondió.
–¡¡Paaadreeeee!!
Su grito resonó en cada rincón del pueblo. La gente asustada salió de sus casas, todos se preguntaban que había sido aquello pero nadie tenía respuesta.
De pronto la tierra comenzó a temblar, fuertes vientos sacudían los arboles de un lado a otro, la gente desesperada corrió buscando zonas seguras.
En aquella casa una potente voz respondió - ¡Nunca vuelvas a llamarme!, ¡ya no eres mi hijo, tan solo eres un despreciable mortal!.
–¡Devuelve mis poderes padre! ¡permíteme cobrar mi venganza!.
El estruendo de una carcajada retumbó en el lugar y una colérica voz gritó.
–¡Desafiaste mi poder, te enfrentaste a mí! ¡Desobedeciste mis órdenes!. Quieres venganza? ¡Busca tu venganza!
– ¡Padre, me someto al peor castigo que haya sufrido cualquier antecesor pero dame poder para cobrar mi venganza!. ¡Destruiré a cada uno de ellos y llevaré sus almas juntos a ti!. Te prometo que te sentirás orgulloso de mí!.
–Que así sea Azrael pero si fallas te destruiré- al acabar de hablar, cesaron los vientos, la tierra dejó de moverse y todo volvió a la normalidad,
Azrael levantó a Darim en sus brazos y caminó hasta llegar a un cerro, de sus manos brotó fuego que derritió las piedras dejando un gran forado donde colocó el cuerpo y al salir lo selló con fuego.
Ya no necesitaba el auto ahora podía trasladarse de un lugar a otro con solo desearlo. Caminó entre la gente sin que nadie notase su presencia; sus ojos eran fuego, su corazón y su alma latían llenos de odio.
Se dirigió al bar del pueblo, ahí comenzaría su venganza; amo de la lujuria y el pecado encendía pasiones y desencadenada furias terribles entre los parroquianos.
Una hermosa chica bailaba semidesnuda sus formas voluptuosas se movían al compás de la música, los hombres la miraban con deseo, dos más osados se acercaron a la bella hembra, ella pícara coqueteaba con los dos hasta que dijo –Me quedaré con el más fuerte.
Los hombres midieron sus fuerzas no estaban dispuestos a perder la presa, comenzaron los golpes, la gente alrededor aplaudía, ambos hombres pelaban con ardor ninguno quería perder.
Uno de ellos iba ganando, sintiéndose victorioso no se percató que su rival sacó una navaja que llevaba oculta y la clavó con saña en su rostro haciéndole un profundo corte a lo largo de la cara, la sangre corrió por su rostro, pese al dolor este contraatacó pero recibió un corte en la yugular, la sangre brotó a borbotones mientras el hombre intentaba sujetar con la mano la mortal herida de su garganta. Cayó convulsionando mientras la mujer lo miraba con una sonrisa lujuriosa. Satisfecha la mujer se acercó al ganador y abrazados se retiraron a una de los cuartos del antro.
En el cuarto el hombre hambriento de placer le arrancó las pocas ropas que llevaba, la aventó a la cama para entregarse al placer. Las caricias se volvieron más atrevidas, ella lo abrazaba loca de placer, estaba a punto de poseerla cuando sintió que unas garras rasgaban su espalda, al mirar a la mujer un grito de terror se ahogó en su garganta; ante él un horrible demonio lo miraba con sus ojos de fuego, quiso escapar pero era imposible aquel demonio comenzó arrancarle pedazos de carne con sus afiladas garras. Los gritos de aquel desdichado eran terribles, aquel demonio le rasgo el estomagó dejando expuestos los intestinos, el hombre se retorcía de dolor, de tanto gritar se le rasgó la boca, de un zarpazo las garras del diablo le arrancaron la lengua, los gritos callaron; los brazos descarnados del hombre trataban de recoger sus intestino o tocar su boca, parecía que su sufrimiento no tendrá fin ni la muerte se apiadaba de él; aquel despiadado ser del infierno parecía infundirle vida para deleitarse en su agonía, presa del más infinito terror sus ojos amenazaban con salirse de sus cuencas, al mirarlo vio por unos segundos el rostro de aquella mujer que violaron, fue todo lo que vio antes que el diablo le arranque los ojos con sus garras.
El cuerpo del hombre convertido en una masa grotesca y sanguinolenta se estremecía de dolor pero un conjuro maligno lo mantenía vivo; cuando al fin el diablo se cansó de aquel juego desgarró el pecho del hombre arrancándole el corazón que terminó desecho entre las garras de aquel ser sediento de venganza. Al terminar su macabra obra desapareció.
Debido a los extraños ruidos que provenían del cuarto el camarero se acercó, llamó a la puerta, al no obtener respuesta decidió abrir para ver qué sucedía. La espeluznante escena lo paralizó, su corazón no pudo resistir semejante horror y cayó fulminado.
Por las calles solitarias una hermosa mujer caminaba contoneado sus caderas, al doblar la esquina se encontró con tres hombres que se drogaban, al verla se acercaron a ella y la rodearon, ella parecía no temerles, se acercó a uno de ellos y lo acarició provocando los celos de los otros. Al verlos dispuestos a pelearse por ella, los calmó prometiéndoles que juntos disfrutaran de una noche inolvidable que nunca se repetiría en sus vidas.
Pensando en lo bien que lo pasarían con aquella extraña la llevaron hasta una casa abandonada
La mujer miró el cuarto y sonrió, aquellos jóvenes delincuentes bajo los efectos del alcohol y la droga no se dieron cuenta que las puertas y ventanas desaparecieron por arte de magia. Deseoso de comenzar con la orgía se acercaron a ella que los detuvo con un gesto de la mano.
Lentamente comenzó a quitarse la ropa mientras bailaba sensualmente hasta quedar completamente desnuda. Quedó parada con las piernas semiabiertas en medio de los tres que contemplaron excitados el hermoso cuerpo. Se acercaron a la bella mujer ansiosos de dar rienda suelta a sus bajas pasiones, la besaban y acariciaban mientras ella solo reía.
De pronto estalló una horrible carcajada, los hombres se apartaron asustados, ante sus ojos la hermosa mujer se transformó en monstruoso ser de enormes alas negras y grandes garras afiladas, sus ojos eran brasas ardientes. Los asesinos de Darim quisieron huir pero aquel cuarto no tenía escapatoria. Cobardes como eran lloraban suplicando piedad.
El diablo se acercó a uno de ellos, tomándolo con fuerza lo arrojó contra la pared; se oyó el sonido de los huesos al quebrarse, al verlo en el suelo fue sobre él y con una garra desgarró su rostro. El pobre desgraciado gritaba de dolor, la sangre bajaba de su rostro hasta empapar su maltrecho cuerpo.
Luego se acercó al segundo, el hombre había mojado sus pantalones del miedo, abrió la boca para gritar, lo que aprovechó el diablo para de un solo zarpazo arrancarle la lengua, no contento con ello le arrancó las orejas, el desdichado se revolcó de dolor quiso gritar pero no pudo.
El tercer hombre estaba al borde de la locura, su corazón estaba a punto de estallar cuando el diablo se acercó a él, lo sostuvo entre una de sus garras, mientras la otra desgarró su pecho hasta el vientre ante los gritos del infeliz.
A un movimiento de sus manos los tres hombres quedaron clavados desnudos en la pared en medio de lamentos. De la nada surgieron tres grandes perros negros, sus ojos brillaban en la oscuridad dejando ver sus grandes fauces que emanaba un nauseabundo olor.
Azrael dejo su aterradora forma para tomar su forma real, majestuoso e imponente se paró frente a ellos, con un dedo apuntó la pared y se formó la imagen de Darim
–¿Recuerdan a esa mujer? –preguntó
–Piedad –suplicó uno de ellos
–¡Era mi mujer y se atrevieron a tocarla! Ahora pagaran por ello.
A una señal del diablo los perros se abalanzaron sobre ellos, sus grandes fauces le arrancaron los genitales hasta dejar expuestas parte de las vísceras. Su dolor era insoportable, entres suplicas llamaban a la muerte pero ni la muerte se apiadó de ellos.
De pronto las paredes se volvieron de fuego dentro de su cruel agonía sin fin vieron varios diablos que se divertían torturando a un hombre y al ver a los nuevos inquilinos corrieron a divertirse con ellos mientras una horrible carcajada retumbaba en el lugar y una voz exclamó: ¡Bienvenidos a mi reino!.
En la tierra nadie volvería a ver a aquellos hombres que ahora pagaban sus culpas en el infierno.
En la tumba de Darim un hombre vestido de negro depositó una pequeña semilla en el suelo y de ella brotó un rosal que en segundos se llenó de hermosas y perfumadas rosas blancas que el tiempo no pudo marchitar y que vivirían eternamente al igual que el amor que siempre guardaría Azrael por su hermosa ángel.
Buena redacción, mucho suspenso. Deja el fresco de consumar una venganza por motivos nobles. Un 8
La venganza del diablo: rozando lo poético, este relato de horror muy bien logrado, merece, además de mi respeto hacia María Luisa, una calificación de 10.
Es un cuento de contraste zonas muy bien escritas y otras no Además la trama no es muy interesante. Le otorgo un cinco.
Un relato bien escrito, logrando algo que no suele ser fácil, la representación de las escenas en la mente del lector (en mi caso, así fue). eliminaría la expresión hermosura perfecta para describir, la belleza suele ser subjetiva, es mejor definir directamente los atributos de la persona o la utilización de metáforas y analogías. No me gustaron los argumentos de Azrael para convencer a su padre de devolverle los poderes, me parecen poco creíbles (cualquier demonio le puede llevar almas). Buen mix de romanticismo y gore, le otorgo un ocho
Lo encuentro un poco barato.