Me han contado que, en unos de los pueblos más alejados de una de las provincias mas pobres, se han estado desapareciendo los niños.
Dicen que el Dr. Jaime en uno de sus viajas a este pequeño y alejado pueblo, se encontró con Diego Salgado el maestro del pueblo. Ya había enseñado a 10 generaciones desde que llegó a Buenos Aires, el pueblito en cuestión, y era muy querido allí. El maestro estaba padeciendo de fuertes fiebres a fin de mes el médico acordó ir a ver a Diego después de la cena para darle algo para la fiebre. Corría el rumor de que algunos niños estaban desapareciendo, para saber si era cierto, Jaime se fue directo a ver al Padre Genaro, un pontífice enviado directamente del Vaticano y que era muy querido en el pueblo a pesar de sólo tener unos 6 meses allí. Al llegar a la capilla lo encontró rezando y para no interrumpir se sentó a escuchar las oraciones. El padre Genaro Chiesa dominaba perfectamente el latín y tomó casi 30 minutos orando las más profundas letanías que se podían recitar. Al terminar, divisó a Jaime e inmediatamente se le acercó:
—In nomine padri
—Amén —respondió Jaime sin saber si era lo correcto, el latín no se le daba.
—Qué te trae por acá Dr. Jaime.
—Tengo una pregunta padre…
—Genaro Chiesa, para servirle.
—Padre Genaro, me han contado que unos niños han desaparecido, pero no se si son rumores o si es cierto.
—Mi estimado Dr. Jaime, así casi 6 meses que se han estado desapareciendo niños y en su lugar aparece un gran charco de sangre.
—¡Dios mio!
—Lo poco que queda de esos desdichados niños aparece en un charco de sangre, algo que sin duda no es obra de Dios.
—¿Un animal salvaje que los está cazando?
—Algunos piensan que es un tigre o un lobo, otros piensan que es el brujo del pueblo que algunas noches se ve merodeando los alrededores y otros hasta piensan que es un demonio.
—¿Alguien ha visto algo?
—Lo que hemos visto, los que salimos de noche, es un par de enormes ojos con forma de Luna, ocultos en lo más profundo de la oscuridad, como dos grandes lunas rojas, te alumbran y la piel se te eriza, las piernas comienzan a temblar y la verdad es que nadie se ha quedado a averiguar quién es el dueño de esos ojos —dijo el padre visiblemente nervioso.
Jaime al escuchar esto se erizo por completo, él sabía que los senderos entre las casas de los del pueblo eran muy oscuros, y pensar que había quedado en ir a la casa de Diego ya le preocupaba un poco.
—¿Usted lo ha visto padre?
—No. Yo en realidad pienso que es algún animal nocturno, pero como ya te mencioné, hasta de demonios están hablando en el pueblo.
—Gracias, padre. Debo irme.
—Anda con mucho cuidado.
Jaime se dirigió a toda prisa a la casa de Diego, todavía había luz del sol, pero tenía que apurarse, aunque no era un tipo cobarde, si las cosas eran como las contó el padre no quería ser él el primero en confirmar si era un demonio o un animal.
Al llegar a la casa de Diego lo encontró en cama con una fiebre terrible, 42 Celsius.
—Esto me pasa siempre al final del mes —dijo Diego mientras se agarró una terrible cortada detrás del hombro izquierdo.
—Está cortada está abierta —dijo Jaime— Cuéntame cómo te la hiciste.
—Hace algunos meses, estaba trabajando de noche reparando el poso de la escuela, sin darme cuenta de hizo de noche y entonces lo vi.
—¿Qué viste?
—Esos enormes ojos de Luna, y percibí un terrible olor a sangre, todo pasó muy rápido, pero creo que el olor me mareó tanto que me resbalé y caí al pozo, perdí el conocimiento. Al día siguiente me sacaron del pozo y tenía esta herida.
—Está botando sangre. Tendré que ir por el botiquín al centro de salud.
—Tenga mucho cuidado Jaime, es peligro andar de noche.
A toda velocidad, como alma que lleva el diablo, el Dr. Jaime llegó al centro de salud. La dependiente no estaba, pero tomó el botiquín y se dispuso a volver para administrar los medicamentos para la terrible cortada de Diego. A medio camino empezó a escuchar una respiración fuerte, muy fuerte. La podía sentir tan cerca que su corazón empezó a rebotar como una pelota de baloncesto. En su mente estaba todo lo que le habían dicho, quizás era eso, su mente haciéndole una mala jugada. La noche no estaba tan oscura, había luna llena y el camino era algo visible, todo estaría bien solo debía mantener el paso. El único problema era que su mente le estaba jugando sucio porque esa respiración fuerte se sentía más cerca y no solo eso un pestilente olor a sangre lo tenía al borde del vomito. Justo cuando creyó que estaba lo bastante cerca para llegar a la casa de Diego, reunió la suficiente fuerza para voltearse solo para darse cuenta de que estaba completamente solo, nadie venía tras él, aunque al mirar más detalladamente vio al brujo de la región, un hombre de cabellos blancos que está envuelto en lo que parece ser piel de lobo, estaba parado bastante lejos de Jaime, mirándolo en la oscuridad de aquel camino. Jaime no se preocupó, podía llegar a su destino y para eso intentó correr cuando apenas dio dos pasos y se estrelló con algo y cayó al suelo. Frente a él estaban dos enormes ojos de luna que lo miraban fijamente. Jaime no lo podía creer, Justo a él le tenía que aparecer semejante monstruosidad, justo él tenía que descubrir la naturaleza de aquella criatura que estaba aterrando el pueblo, y aunque parecía invisible a primera vista, los ojos como dos esferas enrojecidas cual luna llena, eran solo la parte más visible de la enorme bestia, unos 2.5 metros de alto por otros 3 de largo, tremendo ejemplar de un lobo negro que ya frente a Jaime abrió la fuente de donde emanaba ese pestilente olor a sangre para mostrarle los colmillos más grandes jamás vistos, el susto era tan grande que sus piernas nos respondían y cuando aquella feroz criatura estaba por destajarlo de una mordida, Jaime sacó su crucifijo y empezó a rezar, para su mala fortuna esto enfureció a la bestia que arremetió a toda velocidad y en ese momento se escuchó la voz:
—¿Jaime eres tú? —dijo Luisa que venía saliendo de un matorral con Juan y Carlos, al parecer compartían turnos para apagar lo que aparentemente era un fuego infernal entre las piernas de Luisa.
—Jaime aprovechó la distracción y salió corriendo de vuelta al centro de salud, prefería mil veces al brujo loco que a esa feroz criatura, mientras gritaba a Luisa y sus dos acompañantes para que escaparan, pero tarde comprendieron aquellos 3 fogosos lo que estaba sucediendo porque aquel lobo enfocó sus ojos hacia ellos dejándolos petrificados, esas dos esferas eran tan aterradora que ni Luisa ni sus dos amantes lograron dar un paso, con algunas zancadas el feroz animal estaba sobre ellos, a Luisa le tocó la peor parte, porque de un solo mordisco le comió la cabeza. La sangre que desprendió la mujer baño de color rojo a la feroz bestia que arremetió contra juan rasgándole la panza, exponiendo todas sus viseras solo para morderle un brazo y una pierna hasta desmembrarlo por completo. Carlos que al ver tal matanza finalmente arrancó a correr, solo para que las garras del lobo lo rasgaran por la espalda y lo derribaran. Justo cuando el lobo se disponía a comerlo, esta bestia se percató que Jaime se había alejado bastante, así que dejó a Carlos para después para ir tras de Jaime que a toda velocidad llegó hasta el centro de salud y logró refugiarse.
En la mañana cuando el sol ya iluminaba el pueblo Jaime estaba muy preocupado pensando lo peor así que se fue directo a la iglesia hablar con el padre. Al llegar encontró a un grupo de 4 hombres que estaban preparándose con agua vendita y con crucifijos. Jaime asombrado consultó al padre sobre lo que estaba ocurriendo.
—Tenemos el presentimiento que el lobo que te ataco no es un simple lobo, es un hombre lobo —dijo el padre.
—¿Cómo lo saben?
—Los cuerpos sin vida de Luisa y Juan fueron encontrados en medio camino. El brujo del pueblo le dijo a Joel que te vio escapando de un hombre lobo.
—Yo pensaba que las historias de hombre lobo solo eran cuentos.
—No tanto, en roma hay casos documentados de hombres lobos reales —El padre Genaro sacó un informe del Vaticano donde detallaba como un hombre se transformaba en hombre lobo cuando había luna llena y como padecía de una profunda cortada que brotaba sangre siempre antes de convertirse.
Jaime sintió escalofríos no podía evitar pensar que ese hombre lobo que lo atacó era el maestro del pueblo, Diego Salgado. Sudando como un puerto en navidad, Jaime le conto todo sobre la herida de Diego al padre Genaro que rápidamente alistó todo un arsenal de elementos para ir a cazar al hombre lobo.
—Los hombres lobos primerizos no tienen mucho control, no tienen la capacidad de convertirse a voluntad y son susceptibles al agua bendita y a los crucifijos —dijo el padre.
No encontraron a Diego por ningún lado, ni en su casa ni en la escuela. Ya caída la tarde, uno de los niños informó que las clases se habían suspendido porque Diego estaría en casa de los Melendez ayudando con una fosa escéptica. Inmediatamente se lanzaron hacia aquella casa cuando a medio camino vieron a Diego con un niño a hombros:
—Diego baja a ese Niño —dijo Genaro.
—Que Sucede padre.
—Tranquilo Diego estamos aquí para ayudarte —dijo Jaime.
En el momento que Diego bajó al Niño de sus hombros los 4 hombres se le abalanzaron encima y lo atraparon y lo amarraron muy fuerte. Justo en ese momento la luna llena empezó a salir y ante la mirada de todos, Diego se empezó a retorcer, a convulsionar. El padre inmediatamente comenzó a recitarle un arsenal de oraciones en latín y todos regaban agua vendita encima de Diego que comenzó a mutar, comenzaron a salirle grandes garras y unos tremendos colmillos emanaron de su boca mientras se transformaba en un terrible hocico. Jaime estaba aterrado nuevamente la bestia estaba frente a él. Tanto fue el impacto en el Dr. Jaime que se quedó inmóvil por un momento mientras el grupo de hombres trataba de mantener dentro de la red a aquel feroz animal que logró liberarse. Jaime que volvió en sí, y preocupado por su amigo Diego, empuño uno de los crucifijos hacia el animal que se sintió amedrantado y empezó a retroceder. El feroz animal desprendía aquel olor a sangre, aunque para Jaime se sentía mucho menor que la primera vez. Jesús uno de los hombres que estaba sosteniendo al lobo trató de clavarle una estaca, pero esto enfureció al animal que de un solo mordisco devoró la mitad de la humanidad de aquel pobre hombre, y que de paso lo liberó de aquellos amarres. Ya liberado, la sangre siguió brotando de todos los que lo tenían apresado, Joel fue el siguiente, que de un solo tajo de las garras del infernal animal todas sus tripas brincaron fuera de su cuerpo, mientras que Bernardo trató de subir a la derramó toda el agua que pudo dentro del hocico. El animal empezó a vomitar sangre, se fue debilitando hasta volver a convertirse en Diego ante la mirada de los dos sobrevivientes. Amarraron al licántropo en su forma humana y lo llevaban a cuestas al pueblo, cuando de repente, Jaime divisó el brujo del pueblo, al igual que la primera vez que lo vio, estaba mirándolo de lejos con una actitud de mas de extraña. Jaime trató de acercarse, pero aquel viejo Chaman se metió entre unos matorrales. Jaime llegó un par de minutos después solo para encontrar en aquellos matorrales un charco de sangre y al padre Genaro sumergido en esa pestilente sangre que Jaime reconoció inmediatamente, era el mismo nauseabundo olor que había sentido la primera vez. Luego de sacar al padre, aparentemente mal herido de esa situación preguntó:
—Donde está el niño.
—Fue devorado por esa bestia, incluso me atacó, pero por obra de Dios me dejó con vida.
—Tenemos a Diego capturado.
—Aparentemente hay más de un hombre lobo —dijo Genaro.
—Estaba pensando lo mismo —respondió Jaime que buscaba por todos lados aquel Chaman —Creo que otro hombre lobo fue el que me atacó ayer, era más grande y furioso, además el olor a sangre que desprendía de su hocico era tan nauseabundo como este, Diego no desprende ese olor. Creo que es el viejo brujo del pueblo, no lo mencioné, pero ayer lo vi y hace unos minutos lo topé en el camino.
—Lo más probable es que ese sea un hombre lobo adulto —dijo el sacerdote mientras volvían al camino —Los hombres lobos adultos si controlan sus transformaciones a voluntad, quizás nos ha estado siguiendo y me atacó por sorpresa, el hedor de su hocico esta relacionado a cuantas victimas ha comido. Otra cosa muy importante es que no les afecta en nada los crucifijos, por eso no funcionó ayer cuando trataste de espantar al lobo con eso.
Jaime se quedo callado por unos segundos y luego dijo:
—Nunca le comenté a nadie que traté de alejar al hombre lobo con el crucifijo, padre Genaro.
En ese momento sin mediar palabra, el padre Genaro se convirtió en el Lobo Negro que Jaime había encontrado camino a casa de Diego, los ojos de luna tan aterrorizantes, las garras y los colmillos y por su puesto el nauseabundo olor a sangre eran idénticos a los de aquel día. Sin duda que se trataba del lobo que lo atacó anteriormente, y estaba por devorarlo de un solo bocado cuando una escopeta tronó, del impacto el lobo salió volando varios metros hacia atrás, herido se levantó y se retiró a toda marcha de ese lugar.
Jaime se levantó sorprendido al ver que lo había salvado el brujo del pueblo, aquel Chaman que parecía sospechoso, lo era, pero de seguir al padre a todos lados porque ya se temía que el hombre lobo que estaba comiendo niños era el padre Genaro Chiesa, que había infectado previamente a Diego Salgado para hacerlo lucir culpable.
Las autoridades llegaron al pueblo y se llevaron a Diego para tratar de ayudarlo. Desde entonces el Dr. Jaime anda de pueblo en pueblo buscando al cura de turno esperando encontrarse nuevamente con Genaro y poder arreglar las cuentas pendientes, según él no le agrada saber que hay un animal suelto por allí; pero no me crean a mí, eso me lo contó el amigo de un amigo.
Un clásico que no pasa de moda, el detalle del sacerdote que transforma a otro en lobo para usarlo como coartada me gusto. le doy un siete
Ojos de luna: un relato que parece haber sido contado cientos de veces. La falta de originalidad es notoria, lo califico con un 2.
No es nada original y está escrito de una manera muy simple Lo siento pero no me gusta CD Le otorgo 3 puntos
Algunas palabras son redundantes pero el contenido lo salva, es un clásico, es bueno y mucho suspenso. Un 8
Un clásico de las historias de terror, no demasiado original. Un hombre lobo y narrado por un médico, y el que parece bueno es malo y vicerversa. Se sigue bien y tiene un buen giro final, pero hay muchas palabras mal escritas. Por ejemplo es fosa séptica, y confunde los sonidos z y s a menudo. Pontífice es el Papa, Genaro será sacerdote, cura o párroco. Le doy un 6