Después del suculento atraco y de contar, en carne, el motín de su despiadada osadía, de permanecer un mes, vaciando archivos y dando de baja a sus compinches, el Sargento Darkness, volvió a su casa, a limpiar los últimos registros de sus víctimas.
Era un hombre alto, delgado, de extraña contextura, su cabeza algo pequeña que disimulaba dentro de su sombrero negro.
Se retiró del cuartel como a las 8:00 de la noche, temprano para su horario habitual. Pero era domingo y tenía que pasar por su negocio. Aseguraba, el hombre, tener cierta atracción con las mujeres que por cierto, eran de vida libertina y licenciosa, además de proporcionarle un porcentaje de sus ganancias.
Darkness era grotesco y vulgar, aseguraba no tener miedo a nada, negaba a Dios y reía a carcajadas cuando decía que el diablo era su discípulo. Decía con burlesca desfachatez que su sombra se le adelantaba y que le esperaba en cada esquina para cuidarle las espaldas.
Cuando entró en su cuarto, maloliente, húmedo y desordenado. Notó una mancha desagradable en la pared, una extraña impresión de grasa, como si alguien bañado en aceite se hubiera arrimado, inclusive de entre las grietas, salían una especie de baba. Sin embargo, el cansancio y la urgencia de tomarse una última cerveza lo hizo tirarse sobre su camastro, fétido y mojado. Mientras fumaba, vio hacia la pared y vio como la mancha crecía, su forma amorfa, rebasaba ya, el marco de la puerta. Pero se inmutó, y siguió sumergido en su desparpajo y pensamiento, sonreía, seguramente recordando las súplicas de sus víctimas.
De pronto su necesidad de ir al baño, lo puso de pie de un salto, y cuando intentó abrir la puerta para salir, ésta estaba trabada. Fue entonces, que la mancha era su propia sombra, que se había convertido en monstruosa y enorme, además de tener garras, las mismas con las que, horas antes, había desgarrado, sin piedad, a su última víctima. Sintió entonces como se introducían en su vientre y se apoderaban de sus tripas y sus órganos, mientras la carcajada de su propia sombra inundaba el lugar con su demoniaca satisfacción.
El argumento es bueno, pero debería corregir un poco el texto, es muy atropellado en algunos puntos y hay muchas palabras repetidas en una misma frase. Puntuación 7
La historia es buena pero gramaticalmente deja mucho que desear -No me gusta nada el pseudónimo del o la artista CD Le otorgo 6 puntos.
Le falta mejor redacción, usar un léxico más variado pero definitivamente el contenido es de los mejores, se atrevió a innovar. Un 8
8 puntos Me gusto
Buen relato, buen desarrollo y final. 10 puntos a Pattiorella