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PAZ: LOS PORTALES.

Actualizado: 24 oct 2023





Eran muchos los caminos que llevaban a aquel pueblo. Pero por algún motivo alguien se había tomado el trabajo de dejarnos incomunicados.

A pesar de eso, uno de nosotros recordua un viejo puente olvidado a un costado del pueblo, se accede a través de una escalera angosta y por donde se puede subir de uno en uno.

Yo era una entre tantos que había quedado fuera después de unas merecidas vacaciones y que ahora necesitaba regresar al hogar. Mí miedo a las alturas y los tantos bultos a la espalda de todos no nos dejaron subir más de diez escalones; entonces recordé algo. Mis abuelos contaban la historia de una vieja ruta, según ellos; el camino era un laberinto que atraviesa una finca casi abandonada. Su dueño es un señor mayor de barba abundante que nunca pero nunca sale de ahi. Me contaron tuvo una nieta y que ella era la razón de su cautiverio.

Somos veinte a lo sumo y hemos decidido encontrar el camino para al fin poder entrar, estamos muy cansados del viaje. Cuando al fin llegamos al lugar nos topamos con una cerca de púas cubierta de una enredadera muy tupida, era casi imposible pasar, pero era por ahí o cambiar nuestra dirección postal. Uno de nosotros traía una pinza con la cual comenzó a cortar los alambres y los demás hacíamos hasta lo imposible para desgajar aquella enredadera. Al fin, todo estaba despejado, todo, menos aquella niebla que por alguna razón salía de la finca. La visión no era muy buena pero mientras tuviéramos los pies sobre la tierra no debería haber problemas. Nos pusimos bien las mochilas a la espalda y comenzamos a entrar en aquella neblina mientras nos adentrábamos a lo desconocido. Era un camino de piedras y a nuestro alrededor se podía ver la sombra de los sembradíos y alguno que otro árbol. De pronto...- ¿ Qué hacen aquí? ¿ Cómo entraron? Fue la bienvenida que nos dio el dueño del lugar, nos dió un susto enorme porque no vimos de dónde salió. Le explicamos lo sucedido pero aún así se encontraba muy disgustado. - ¡ No pueden estar aquí! - eso nos dijo mientras abría los ojos de par en par y miraba a todas partes, parecía nervioso, pensamos por un momento que debía andar en algo extraño o peor ilegal y no quería testigos pero entonces... - ¿ La han visto?; ¿ A quién? - le pregunté. - Es mi nieta; no pueden estar aquí. Otra vez con lo mismo, aquel miedo en sus ojos, - ¡ Vayanse! - nos dijo y se poco a poco se aleja. Nos dejó con el credo en la boca, no sabíamos que pasaba pero de lo que si estábamos claros era de que no había vuelta atrás. Seguimos avanzando, dando tropezones a diestra y siniestra cuando de pronto caímos algunos en lo que parecía un pequeño estanque, había más lodo que agua y alguna sustancia pegajosa se nos adhería a la piel. Los pocos que aún no caían, nos intentaban sacar, pero aparte de pagajosos, parecíamos cubiertos de aceite. El ardor en la piel comenzaba a molestarnos; era petróleo. Un grito a lo lejos nos dejó paralizados, luego, el silencio parecía tener garras, con algunas ramas lograron sacarnos y continuamos el camino aunque nos era casi imposible andar, parecíamos montados en patines sobre una pista de hielo. Otra vez el grito...al mirar atrás faltaba Alfredo pero por más que lo llamamos nunca respondió, igual era imposible encontrarlo entre tanta niebla. El camino cada vez se nos hace más difícil, vamos en subida y las espinas de las plantas alrededor nos desgarran la ropa y la piel. - Deben ser rosas, por el olor; o marabú; quién sabe, tal vez el olor a rosas viene de alguna otra parte - Yo estoy temblando, no se si por el miedo o por el frío que deja el petróleo en mi piel, y es que aunque es de día, no nos llegan los rayos del sol, todo es muy oscuro y aparte de la niebla que cada vez es más tupida, el no saber hacia donde vamos, nos hace sentir un sentimiento de ansiedad muy grande.

De pronto nos volvimos a topar con otra cerca, esta vez de malla pile, debia tener unos dos metros de alto. Las pinzas se habían ido con Alfredo así que no nos quedaba de otra que subir para poder continuar, ¡ Y yo con miedo a las alturas! El primero en subir fue Julián, siempre ha sido el más valiente de todos, también el más atlético y desidido. Era muy difícil subir sin casi poder ver, pero una vez que estuvo al otro lado todos le tiramos nuestras mochilas para poder subir, fuimos de uno en uno, primero los que estaban limpios para que no resbalara la cerca, luego nosotros. Para sorpresa mía y de algunos más, al llegar al otro lado nuestras mochilas habían desaparecido y Julián, no sabía lo que había pasado. Nos tocaba continuar y olvidar lo perdido cuando otra vez aquel grito, pero esta vez mucho más cerca. Pareciera una película de terror, algunos simplemente fueron desapareciendo justo delante de nosotros sin poder ver qué se los llevaba o quién, y aquel grito cada vez se nos hacía más siniestro. El miedo nos hizo tomar diferentes caminos y cada uno por su lado corre tan fuerte como puede. Yo toda llena de petróleo apenas puedo correr, pero eso no me detuvo. A los pocos minutos me encontré frente a una cabaña, la niebla comenzaba a disiparse y al entrar pude ver unas cadenas que salían fundidas desde la pared trasera, un plato en el suelo y algunas mantas sucias cubiertas de algo que parecía sangre. Miré a todas partes buscando a alguien o algo que me ayudara a entender lo que estaba sucediendo pero lo único que encontré fueron nuestras mochilas en un rincón cubiertas de petróleo. El olor a carne podrida también inundaba el lugar y otra puerta con un candado enorme parecía llevar a otra habitación. Por debajo de la puerta salía mucho vapor y humo pero por más que intente entrar no hubo forma de forzar aquel candado, entonces recordé una ventana trasera que vi al acercarme a la cabaña y salí para ver si podía ver algo a través de ella.

He visto cosas horribles a lo largo de mi vida pero nada se compara con lo que descubrí. La ventana también estaba cerrada pero tenía un agujero enorme por donde pude ver a esa mujer, si es que se le puede llamar mujer a semejante monstruo. No era deforme, todo lo contrario, incluso se podían distinguir sus hermosas curvas bajo aquel cabello que arrastraba sobre el suelo y lo que debía ser petróleo sobre su piel, pero su mirada; aquella mirada al cortar sin clemencia el cuerpo de mi amigo Alfredo para tirarlo luego a un horno lleno de furia, nunca se me podrá olvidar. Incluso el serrucho tenía menos filo que sus ojos mientras despedazaba el cuerpo aún con vida de mi amigo, ya no gritaba, pero debió ser él uno de aquellos gritos. Amarrados y almodasados estaban en una esquina los demás desaparecidos y su abuelo le echaba leña al fuego para que no se apagara. Ahora mismo no se si es niebla aquella neblina que apenas nos dejaba ver o el humo de los tantos cuerpos quemados en este lugar. Ahora entiendo el petróleo, el porqué nunca salían de aquí. Yo sola no podía hacer nada sin caer en el fuego, así que decidí intentar salir de aquel lugar para buscar ayuda. Corrí hacia adelante o hacia donde pensaba yo era la salida cuando descubrí ante mi un cartel colgado de una columna que decía: " Crematorio de la familia Portales" y más adelante, un local enorme todo destruido que en algún momento debió ser una funeraria, aún así; estaba lleno de velas encendidas y coronas de flores, aunque estas ya estaban disecas. Los ataúdes vacíos esperaban hambrientos algún difunto y a un costado de aquel local un cementerio con sus tumbas recién abiertas y otras, con cruces sobre la tierra aún movida y húmeda. Todo aquel paisaje funesto en medio de la oscuridad de una noche que se hacía latente en medio de aquel humo que de neblina ni tan siquiera tenía la humedad, se me hacía extremadamente imposible, imposible de haber crecido tan cerca de tanta tortura sin nunca haber escuchar aquellos gritos que aún puedo sentir, y es que si, no es mi imaginación, ¡ otra vez esos gritos!

Necesito buscar ayuda, ¿ pero como salgo? Ni siquiera se a donde me dirijo y la verdad estoy tan cansada que apenas puedo sostenerme en pie, además está el petróleo que ya quema. Sigo andando y poco después me topo con una puerta de hierro cerrada desde dentro con una barra de hierro. No se de dónde saqué la fuerza, tal vez la adrenalina o el espíritu de supervivencia pero logré quitarla, por unos segundos pensé que al fin estaba salvada.

Pero; el pueblo que había dejado atrás apenas hace unos cuantos meses ya no existe, parece un pueblo fantasma, las casas destruidas o quemadas, humo por todas partes, cuerpos en descomposición, fosas comunes; no entiendo que pudo pasar. No me queda otro remedio que esconderme dentro de una de aquellas casas en ruinas y esperar que llegue la noche para ver si logro salir, pero para eso, tendría que regresar por donde mismo entré. Desde acá sigo escuchando los gritos y no puedo dejar de imaginar lo que está sucediendo, pero no puedo hacer nada; son ellos o yo.

Al fin, llega la noche, llené mi cuerpo de lodo esperando que con ésto no pudiera ser vista. Regresé a la puerta de hierro, deje atrás la funeraria, el cementerio, me fui adentrando en aquel laberinto de sembradíos, otra vez crucé la cerca, delante de mí a pocos metros recordé estaba el pequeño pozo de petróleo, ¡ no podía caer ahí! Caminé pegada a las ramas muy a pesar de las espinas pero era el único modo de no caer al petróleo. Entonces...

No se qué pasó, o como llegue hasta aquí, desperté un rato después atada a las cadenas, totalmente desnuda, llena de petróleo y con frío. Un rato después se abre la puerta y lo primero que veo es el filo del hacha, luego aquel señor de barba que en la mañana nos diera la " bienvenida".

- Hola hija, al fin estás en casa - me dijo. Pronto pude recordar algunos detalles. La verdad es que nunca salí de aquí, las imágenes de mi atada a estas cadenas y comiendo del suelo como un animal me venían como flachazos junto a otros recuerdos tan escabrosos que no me atrevo a contarles. Recuerdo entonces que logré escapar con una mochila a la espalda que recogí del suelo, de entre tantas que había y que salí fuera de la finca pero cuando el sol me dio en los ojos quedé confundida, fue entonces cuando vi a los viajeros que iban llegando e intentando subir las escaleras. ¡ Dios mío es mi culpa! Fui yo quien les contó de la vieja gruta para entrar al pueblo, fui yo, ¿ Qué he hecho? Tal vez por eso me fue tan fácil encontrar la cabaña, por eso quizás aún estoy viva...

El señor que al parecer es mi padre me suelta las cadenas, me pide que lo acompañe y pone el hacha en mis manos. El horno está encendido y sobre la mesa hay alguien gritando, es aquella mujer que alguna vez comparé con un moustro, pero no entiendo, por qué matarla si al parecer somos familia, ¡ Es mi hija por dios! Ahora lo recuerdo todo! El hacha de un solo golpe le arranca la cabeza a mi padre, fui yo si, fui yo...no puedo matar a mi hija; de todas formas, el ser mostruo, no es su culpa, simplemente; lo heredó de mi.


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12 commenti


Estupenda trama. ¡Le felicito por ello! Me encantaron entre todas las demás, que también fueron buenas, dos frases: "el silencio parecía tener garras" y "el serrucho tenía menos filo que sus ojos" -me fijo mucho en esos detalles-. Salvo algunas pautas gramaticales y de tiempos verbales que son de fácil corrección, me pareció un excelente relato. Ocho (08) puntos para el escritor.

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Entiendo que se trata de un 8. Lo digo porque normalmente usas solo una cifra y no el cero delante. Pero claro, sería ridículo pensar que es un 0,8 después de tus apreciaciones. Perfecto, voto contabilizado!!!

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Perceval Greal
Perceval Greal
03 giu 2022

Una buena historia de horror que despista al lector hasta que llega el desenlace, sin embargo, en ocasiones la narración suele ser confusa, y las escenas se cuentan con algo de apresuramiento, ¿tal vez para no sobrepasar el número de palabras permitidos? Mi puntuación es siete

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Perfecto, voto contabilizado!!!

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Membro sconosciuto
02 giu 2022

Buena historia a pesar de las faltas de ortografía CD Le pongo ocho puntos.

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Perfecto, voto contabilizado!!!

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Membro sconosciuto
01 giu 2022

Los portales: un cuento de terror hecho y derecho donde no abundan, por el buen criterio del autor, los lugares comunes. Mi calificación es un 10.

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Perfecto, voto contabilizado!!!

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Membro sconosciuto
26 mag 2022

Portales: Una muy buena obra que necesita pulirse, hay repeticiones y frases confusas, el argumento tiene un final no esperado. Obra superadora.-Puntuación; "8"

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Perfecto, voto contabilizado!!!

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