Lucero y Miguel se habían citado para verse y salir juntos como muchas otras veces ya lo habían hecho.
Esta no era sino una cita más para los dos amantes ir a algún lugar privado para dar rienda suelta a sus deseos pasionales y así satisfacerse los dos en esa entrega prohibida pero llena de "magia", en la cual su "intenso amor y entrega" hasta les hacía olvidar que hay un OJO invisible que todo lo mira, los ojos de ese SER SUPREMO que sabe todo lo oculto, los secretos más íntimos del ser humano.
Tal era su amor que hasta perdieron el miedo de ir a parar al infierno, es más, sentían que su amor valía la pena de ir a pagar una condena eterna en el fuego que no termina jamás.
Llegó la hora acordada. El crepúsculo les gritaba que ya era hora de bañar sus cuerpos ardientes. Miguel oculto en la cementera, camuflado entre las matas de maíz, habas y frijol, miró el reloj, eran las 6pm. Se acercaba la hora en que el esposo de su amante salía de viaje hacia el Oriente, y así él podía entrar a la casa de su querida Lucero.
Salió el esposo, y se fue rumbo a la casa de su primo quien le acompañaría a su viaje de negocios.
Por la ventana asomó una cabeza femenina llena de los mas hermosos rizos, sus ojos negros azabache se quedaron mirando largo y fijamente al jinete que se alejaba de la estancia. Luego de asegurarse que la silueta del jinete y caballo había desaparecido, sus ojos llenos de lujuria y picardía recorrieron los matorrales con ansia desmedida. Divisó a su amor tapiñado entre la verdosa vegetación, le sonrió y con un gesto delicado y coqueto invitó a su amante a entrar a la casa.
Se saludaron llenos de alegría y amor, como unos adolescentes enamorados. * No me gusta mucho estar aquí, ¿Qué tal si regresa tu esposo? - Está bien, replicó Lucero. ¿Qué sugieres? * Repuso Miguel: Vayamos a la ciudad, al Nidito de Amor (Un motel de la ciudad). Ella sonrió y con coquetería depositó un pequeño y cálido beso en los labios de su amante, en señal de una aceptación.
*Tenemos que ir a pie hasta la carretera principal, pues mi carro lo tengo donde el mecánico, dijo Miguel demostrando que se apenaba por tener que hacerla caminar.
-No hay problema, manifestó ella, un poco de ejercicio no nos viene mal.
Y así, salieron los dos amantes de la casa de campo rumbo a la ciudad con el único afán de disfrutarse el uno al otro.
Caminaron y caminaron, iban ya por la mitad de la travesía, cuando Miguel sintió que su vejiga le iba a explotar. Entonces con visible rubor en su rostro avisó a su amante lo que le estaba pasando, ella lo comprendió, se adelantó y continuó caminando despacio.
Mientras orinaba, Miguel giró su cabeza para ver el señorial caminar de su amante, dirigió su mirada hacia los pies de su amante y... Oh no! DIOS mío! ¿Qué es ésto?
Los ojos de Miguel estaban desorbitados y llenos de pavor, lo que miraba era algo terrorífico, fue que de debajo de las faldas amplias y que sensualmente se movían al vaivén de las caderas de su amante, salía un largo y peludo rabo y su pies bellos no eran sino unas patas de caballo.
Miguel no terminó bien de orinar. Iba a desmayarse, quería al mismo tiempo gritar de terror, gritar pidiendo auxilio, pero sabía bien que nadie podría ayudarlo porque estaba en un paraje desalado. No sabía qué hacer, patitas pa'qué se hicieron y echó a correr como loco. Corrió y corrió sin volver su vista atrás, tan sólo sus oídos escuchaban el galope de un caballo que venía detrás de él, sus piernas tal parece se enredaban entre sí.
Sintió su corazón salirse por la boca cuando escuchó detrás de sí la voz de su amada, "Miguel te amo, esperame, nunca te dejaré ir" terminando la frase con un espeluznante relincho de un caballo. Una risa burlona de ultratumba retumbó en la estancia. Miguel no soportó más y cayó de bruces al suelo, sus ojos casi escapaban de sus cuencas, sus nervios oculares estaban hinchados y sobresalían de la esclerótica, su corazón no aguantó más y estalló. Luego su alma comenzó a abandonar el cuerpo, momento que aprovechó el "caballo" para absorber ésta y alejarse riendo con diabólicas carcajadas.
Nota: La parte donde el personaje mira el rabo y patas de caballo, es una historia real contada por la gente antigua, todo el resto es de mi inspiración. Los nombres son ficticios, si hay algún caso parecido, será pura coincidencia.
Quien era su amante...
cualquier cosa escrita que te pone a pensar desde el título se sabe magnifica. A mi en lo personal me fascino, me transporto, me dejo con ganas de más. la puedo describir agridulce si me preguntan su sabor.... o mi sabor de boca al terminar de leerla. Si bien no es un fragmento de una gran obra literaria(ni se pensaba serlo) es en verdad fabulosa...
me encantó. por mi poquito a la excelencia de mi gusto mi puntuación 9.
No es mala idea pero lo hunde lo mal escrito que está CD Le otorgo cuatro puntos
"Patitas pa' qué te tengo", acostumbramos a decir los venezolanos cuando vamos a pegar la carrera por algo que nos espanta (aclaro eso). Me gustó lo breve del cuento, el trasfondo y el final. También decimos en mi tierra: "después de un buen gusto un buen susto". Al caballero le tocó al final más que un susto por pretender divertirse con su fornicación. Y como también cita un dicho: "que entre gustos y colores no han escrito los autores", a mi me pareció muy interesante la historia. Le asigno a la escritora 8 puntos.
¿A pie hacia un motel? Se debió haber creado una situación más verisímil. El relato tiene algo muy bueno, en él se crea una situación totalmente inesperada, una nota de seís para esta historia me parece bien
¿Quién era su amante? Una buena idea que considero plasmada con poco nivel. Mi calificación es un 3.