BIOGRAFÍA
Kristal M. Rivera González (Humacao, Puerto Rico 1991). Es licenciada en Consejería
Psicológica. Egresada de la Universidad de Puerto Rico en Humacao, del Programa de
Investigación Acción- Social. Actualmente cursa el grado doctoral en Estudios
Culturales y Filosofía en la Universidad Ana G. Méndez en Gurabo, P.R. Contribuye en
la gestoría cultural y al desarrollo comunitario en proyectos y programas que trabajan
diferentes problemáticas sociales y de salud mental. Igualmente colabora con
diferentes plataformas digitales de literatura.
OBRA DESTACADA
Querida Alfonsina Storni,
Decía Camus que el acto más importante que realizamos cada día es tomar la decisión de no suicidarnos. Nosotras las mujeres pensamos en esa decisión como el segundero del reloj. Yo también he pensado en suicidarme, y me gustaría que fuera un espectáculo de burdel. Cigarrillos, botellas de whisky, bragas, revistas pornográficas, fotos de mis amantes y yo tirada en un sofá. Me gustaría llevar un traje negro y medias rotas hasta los muslos. Entre mis piernas leerían un pedacito de poesía “entonces, buen hombre, preténdeme blanca, preténdeme nívea, preténdeme casta”. ¡Qué dramática! Mi padre siempre me lo decía de niña, “tan sentimental”. Sabes que hacía cuando mi corazón virgen y casto de los malos sentimientos me latía, me iba a mirar al mar.
Por eso me he atrevido a escribirte esta carta desde mí nostalgia, que comprende tus penas, descritas en cada verso de tu puño lacerado por el peso de vivir. Confieso que tu acto valeroso de entregarte al mar me ha conmovido inmensamente. ¡Qué manera más erótica de morir! Tal vez tu cuerpo haya transcendido al cielo de los artistas. Te confieso que prefiero a los escritores, aunque he fantaseado con algún pintor. Te decía de tu cuerpo, ese al que nosotras las mujeres debemos consagrarle a un solo hombre. (Que ironía) Sí, desde tu partida eso no ha cambiado mucho. ¡Qué barbaridad eso de la monogamia sexual FEMENINA! Tu cuerpo ya no importa, porque tu vives Alfonsina. Se retuercen las palabras, se mojan los libros, las perras ladran tus poemas. Vives Alfonsina Storni en cada coqueteo con la traición de un hombre, te tomo de la mano y corro hacia el mar, entonces escucho tu voz; “Rubiales rebélate”. ¡Dios tenga piedad de esos hombres!
Por: Kristal M. Rivera González
06/26/2021
RESEÑA: CARTA A ALFOSINA STORNI DE KRISTAL M. RIVERA GONZÁLEZ: UN VIAJE MARINO Y LITERARIO HACIA LA LIBERTAD.
Kristal M. Rivera González es una mujer singular y atrevida. Perdón, ahora no sé si utilicé el vocablo adecuado, quizás quise decir mejor comprometida. Vaya, no acierto con la palabra correcta, es difícil, ¿mejor quedaría original y carismática? No, creo que me he vuelto a equivocar. Dejémoslo en que es todo eso y mucho más, porque en su literatura y su personalidad, que adivino, van muy de la mano, se advierten, además, otros elementos que, por su importancia, entiendo, habría que intentar poner en valor y reivindicar. Su obra (juzgaría que posiblemente su vida también) es el resumen de un viejo oficio, de una profesión tan antigua como la humanidad que nos rodea, que a veces ha estado tan mal vista entre las mujeres, (y entre los hombres, aunque con menos remiendos si se quiere) que ha pesado como una losa, como un estigma. Pero Kristal la vive de forma desinhibida e incluso con orgullo y felicidad. Sí, lo que están pensando, la chica es ante todo y a pesar de todo, libre como una brisa a primera hora de la mañana. Sí, libre como sus versos, frescos, salvajes, a veces endemoniados, sin doma pero con sentimiento, puros, sensuales, ágiles, reflexivos y sin mascaradas. QUIZÁS DEBERÍAMOS SER MÁS COMO LO ES ELLA Y MENOS ACOMPLEJADOS y no tener miramientos a la hora de mostrarnos tal cual somos y reírnos de lo que muestra nuestro reflejo, en el espejo de la ducha.
En este poema, de un pasmoso personalismo, (tanto es así que no sabría cómo definirlo exactamente) la autora se entrega con total honestidad y bravura al tema del suicidio y lo hace a través de la figura de la también de profesión siempre libre, Alfonsina Storni, una mujer decidida y adelantada a su época, que supo poner fin a tiempo a una vida que de por sí, ya estaba condenada a muerte. Pero Kristal no se deja llevar por la desazón, el sufrimiento o la melancolía, como aquella preciosa canción que cantaba “La negra” entre otros artistas y que es de autoría del compositor Ariel Ramírez. Ella, sin embargo, habla en primera persona con la Alfonsina y su mar, una autora a la que, según parece, profesa gran admiración y a través de un discurso, digamos abstracto, le confiesa, sin raparos, sin remilgos innecesarios, la siguiente afirmación: “TODOS HEMOS ABRAZO ESA IDEA ALGUNA VEZ” (la del suicidio) ¿Y no es acaso verdad aunque parezca extraño, estrambótica, irreal e incluso antinatural?
Y es en esa desnudez donde Kristal se crece y se hace grande, porque no hay mayor valentía que la de exponer los miedos y quizás las inseguridades y no hay mayor homenaje que el de ponerse en la piel, ya incluso ahogada, de la persona a la que admiras. Porque está claro, tanto Rivera como Storni nacieron libres en un mundo, (una más que la otra) en el que la mujer aún debía ser puta, pero callarlo, madre, pero abnegada y esposa pero sumisa. Por tanto, que viva el erotismo, la sensualidad y la pasión y que siempre se mezcle con la cultura más elevada, pues la libertad nunca fue un camino fácil, pero sin duda alguna, siempre fructífero y placentero.
BRINDEMOS POR ELLA.
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